Cuando las personas hacen función del lenguaje, hay consecuencias sociales. Este no es eficiente sin la colaboración del otro, sin que este le de sentido y lo convierta en comunicación.
Cualquier momento interactivo es visto por los construccionistas como la coordinación de tradiciones discursivas. El lenguaje trae como consecuencias la delimitación de las posibilidades de conducta de respuesta, la posibilidad de consenso o por el contrario, de falta de ello, y la negociación del sistema de creencias. Hablar sobre una situación dolorosa, convierte al individuo en víctima y por ello, se hace preciso una recuperación de dicho dolor.